En muchos de nosotros se
genera una lucha interna día a día, un dilema entre ser exitosos, o tener una
vida con propósito, es un dilema que parece estar en conflicto con las demandas
del mundo empresarial actual.
En su libro “Dios, Mi asesor
de negocios”. Larry Julian nos comenta que si seguimos el camino y los planes
que Dios nos tiene preparado para cada uno de nosotros, conforme a Su tiempo,
los frutos serán de bendición para nuestra vida y para poder bendecir a otros.
El comenta en varias
ocasiones que la Sabiduría es su centro espiritual, provee su fuente de
fortaleza, propósito, dirección y complementa sus habilidades y capacidades. Nuestro
carácter es una suma agregada que se potenciará si decidimos valientemente hacer
lo que es correcto porque el diseño del liderazgo de Dios tiene un centro y
fundamento sólido y está diseñado para hacernos crecer más fuertes con el
tiempo aun en medio de la presión externa. Es un modelo de liderazgo que usa el tiempo y la
presión para producir sabiduría y crecimiento en el carácter, pero también
productividad máxima.
Es que cuando integramos
los principios de Dios con nuestro carácter, con nuestras habilidades y
talentos únicos, creamos una unidad poderosa para ser exitosos en el mundo sin
convertirnos al mundo y como resultado, los desafíos y dilemas nos fortalecen
para llegar a ser esos líderes-siervos
que Dios tuvo la intensión que fuéramos. Aunque para llegar a ser esa persona
de éxito, nosotros deberíamos desarrollar regularmente estas dos aéreas:
Primero, el Desarrollo espiritual
que ocurre como resultado de la búsqueda y la práctica incondicional de los
principios de Dios, y segundo, el Desarrollo de los dones, aptitudes y talentos
que Dios nos ha dado.
Dice la palabra de Dios
hablando de las personas con sabiduría que Son como árboles plantados a la
orilla de un río, que siempre dan fruto en su tiempo. Sus hojas nunca se
marchitan, y prosperan en todo lo que hacen.
Y es que miles de líderes
tienen grandes habilidades externas de liderazgo pero no están desarrollando un
carácter interno. Otros tienen un gran carácter pero no necesariamente habilidades
empresariales. Pero en nuestro caso, nosotros podemos reflexionar sobre los
principios de Dios y usarlos como soluciones potenciales para problemas en la
sociedad que esperan por nosotros.
Pon en manos del Señor todo
lo que hagas, y tus proyectos se cumplirán




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