miércoles, 24 de agosto de 2016

Dios, mi asesor de negocios



En muchos de nosotros se genera una lucha interna día a día, un dilema entre ser exitosos, o tener una vida con propósito, es un dilema que parece estar en conflicto con las demandas del mundo empresarial actual.


En su libro “Dios, Mi asesor de negocios”. Larry Julian nos comenta que si seguimos el camino y los planes que Dios nos tiene preparado para cada uno de nosotros, conforme a Su tiempo, los frutos serán de bendición para nuestra vida y para poder bendecir a otros.

El comenta  en varias ocasiones que la Sabiduría es su centro espiritual, provee su fuente de fortaleza, propósito, dirección y complementa sus habilidades y capacidades. Nuestro carácter es una suma agregada que se potenciará si decidimos valientemente hacer lo que es correcto porque el diseño del liderazgo de Dios tiene un centro y fundamento sólido y está diseñado para hacernos crecer más fuertes con el tiempo aun en medio de la presión externa. Es un  modelo de liderazgo que usa el tiempo y la presión para producir sabiduría y crecimiento en el carácter, pero también productividad máxima.

Es que cuando integramos los principios de Dios con nuestro carácter, con nuestras habilidades y talentos únicos, creamos una unidad poderosa para ser exitosos en el mundo sin convertirnos al mundo y como resultado, los desafíos y dilemas nos fortalecen para llegar a ser esos  líderes-siervos que Dios tuvo la intensión que fuéramos. Aunque para llegar a ser esa persona de éxito, nosotros deberíamos desarrollar regularmente estas dos aéreas:

Primero, el Desarrollo espiritual que ocurre como resultado de la búsqueda y la práctica incondicional de los principios de Dios, y segundo, el Desarrollo de los dones, aptitudes y talentos que Dios nos ha dado.

Dice la palabra de Dios hablando de las personas con sabiduría que Son como árboles plantados a la orilla de un río, que siempre dan fruto en su tiempo. Sus hojas nunca se marchitan, y prosperan en todo lo que hacen.

Y es que miles de líderes tienen grandes habilidades externas de liderazgo pero no están desarrollando un carácter interno. Otros tienen un gran carácter pero no necesariamente habilidades empresariales. Pero en nuestro caso, nosotros podemos reflexionar sobre los principios de Dios y usarlos como soluciones potenciales para problemas en la sociedad que esperan por nosotros. 

Pon en manos del Señor todo lo que hagas, y tus proyectos se cumplirán







      Artículo compartido por:
       VIDA EMPRESARIAL 
       un equipo de LBNMultisede 
      Barquisimeto - Venezuela



           

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