A veces es difícil identificar qué se necesita para lograr ser un
excelente líder.
El experto Sydney Finkelstein escribe en "Havard Business
Review" las cosas que los buenos jefes hacen para que sus
trabajadores se sientan felices y motivados:
ENFATIZAN EL PROPOSITO
La mayoría de los empleados quiere un trabajo que les permita contribuir y
marcar la diferencia, por lo que muchas organizaciones enfatizan el propósito
de su marca y el significado detrás de sus acciones. Esto también es trabajo de
los gerentes, quienes deben inspirar a su equipo con una visión, crear metas
desafiantes y construir la confianza personal de todos los individuos,
comunicando que son capaces de lograr cualquier cosa.
DAN RETROALIMENTACION
Un estudio descubrió que tan solo 2 por ciento de los gerentes
proveen de retroalimentación continua a sus colaboradores. La mayoría de los
jefes se limitan a dar una evaluación de desempeño y con frecuencia unen
la retroalimentación sobre el desarrollo laboral a discusiones sobre aumentos y
ascensos, lo cual es un error.
Los mejores jefes, en cambio, proveen retroalimentación continua y
personalizada. Esto significa tener conversaciones uno a uno al menos una vez a
la semana y ofrecer consejos claros, honestos y constructivos que promuevan
la iniciativa y la independencia.
SABEN ESCUCHAR
Los colaboradores tienden a ser más felices cuando se sienten libres de
contribuir con sus ideas y tomar iniciativa, y la mayoría de los gerentes dicen
querer lo mismo. Sin embargo, suele suceder que los jefes promueven su visión
de forma demasiado intensa, lo que hace que su equipo crea que no vale la pena
proponer cosas nuevas.
Los mejores líderes se toman el tiempo de escuchar: proponen problemas y
retos, hacen preguntas para involucrar a todos en la solución y recompensan la
iniciativa.
ADMINISTRAN PERSONAS, NO GRUPOS
Un líder que se encuentra bajo presión puede olvidar que sus colaboradores
son individuos únicos, con habilidades diversas, metas, intereses propios y estilos
de aprendizaje distintos. Es importante saber qué motiva a cada uno y
personalizar cada interacción. De igual forma, las oportunidades de ascenso no
deberían darse a través de modelos rígidos, sino creando oportunidades
diseñadas para las ambiciones, talentos y capacidades de cada persona.
SON CONSISTENTES
Nadie es feliz con un jefe que dice una cosa un día y otra al siguiente. Es
difícil mantenerse motivado si el estándar cambia constantemente y de forma
impredecible, porque los colaboradores no saben qué esperar ni cómo
avanzar. Un buen jefe es consistente en su estilo de liderazgo,
visión, expectativas, retroalimentación y apertura. Cuando el cambio se hace
necesario, lo comunica de forma abierta y rápida.
"Pues si yo, el Señor y el Maestro, he lavado vuestros pies, vosotros
también debéis lavaros los pies los unos a los otros." Juan 13:14




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