En prácticamente todos los negocios,
organizaciones y familias del mundo de hoy, las personas están haciendo su
mejor esfuerzo para resolver problemas. Y eso es admirable. Sin embargo, en mi
opinión, la mayoría están trabajando mucho más duro de lo que
deberían. Incluso yo, a veces.
Ayer, en un descuido programé dos reuniones para la misma hora y no
sabía qué hacer al respecto. Me devanaba los sesos buscando la solución y,
antes de darme cuenta, mi cabeza daba vueltas. Así que me resigné a que al
menos una persona iba a estar molesta conmigo, tal vez dos. Lo curioso, sin
embargo, es que en el minuto en que mis pensamientos se desaceleraron, la
respuesta a mi supuesto dilema apareció. Dado que ambas personas son miembros
de una misma organización, les ofrecí hacer una reunión donde las ideas puedan
ser compartidas libremente. Funcionó, y ambos me dieron las gracias por lo que
habían aprendido ese día.
Esta es la forma en que el 99 por
ciento de nosotros abordamos nuestros problemas:
Percibimos una circunstancia como
difícil, por lo que concluimos que la manera de resolverlo es pensando un poco
más en ello.
Esta es la forma en que debemos
abordar nuestros problemas:
Percibimos una circunstancia como
difícil, por lo que concluimos que no estamos pensando correctamente.
Así es, para resolver un problema,
debes entender que los problemas siempre existen en tus pensamientos, nunca en tus circunstancias. En una
cabeza clara, las respuestas y las revelaciones abundan. En una cabeza
desordenada – cuando piensas demasiado – la confusión y los obstáculos abundan.
En otras palabras, sólo porque no
puedas encontrar una solución en este momento, no significa que no exista.
Todos experimentamos problemas que parecían ser resultado de una determinada
situación, sólo para después decirnos: “Esta situación no era tan complicada,
¿Por qué me preocupaba tanto?”
Al contrario de lo que nos han hecho
creer, entonces, los problemas nunca son la causa de una mentalidad nerviosa,
sino que son un síntoma de una mentalidad nerviosa. Así que cuando estás
tratando de cavar tercamente en tus problemas, estás usando el mismo sistema de
información errónea (una cabeza atestada de pensamientos) que creó el problema
para empezar.
¿Cómo llegar a la vía rápida de
resolver-problemas? Es muy sencillo en realidad. Date cuenta de que todas las
experiencias (incluidos los problemas percibidos) nacen de los
pensamientos, no del mundo exterior. Este conocimiento sólo es lo que te
apunta hacia adentro, activando así la capacidad natural de la mente para
encontrar claridad y respuestas, con poco o ningún esfuerzo en absoluto.
Autor: anónimo
Confía en el Señor de todo corazón y no en tu propia inteligencia, Reconócelo en todos tus caminos y El allanará tus sendas. Proverbios 3:5
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VIDA EMPRESARIAL
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Barquisimeto - Venezuela




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