¿Alguna vez te has dicho: “no me da tiempo”? La vida actual nos
lleva a estar todo el día “haciendo cosas”. Nos acostamos por la noche
agotados después de un día completo de actividades, trabajo, obligaciones y
pensando que se nos han quedado cosas por hacer, y a la mañana siguiente la
historia se repite.
Nos levantamos con la sensación de estar agotados y sin energía suficiente, con la preocupación de que “no tenemos tiempo”.
Hoy en día, la efectividad personal ha
girado en torno a la administración adecuada del tiempo. Tenemos
organizadores, hasta aplicaciones en el teléfono que nos dan “alertas” para
indicarnos la siguiente actividad.
Nos han dicho que el tiempo es un recurso “no renovable”, por lo tanto debes saber aprovecharlo. Pero
nos hemos olvidado de saber administrar nuestra energía. Y no
me refiero a nada esotérico, de auras ni mantras. Me refiero a la
energía como la capacidad que todos tenemos de realizar y trabajar por lo
que queremos y nos importa.
Gestiona tu energía, en vez de tu tiempo
¿Porque decimos que debes administrar
primero tu energía y luego tu tiempo? Si te fijas la energía a diferencia
del tiempo si es un recurso renovable, y es vital poder tenerlo para poder ser
efectivos en lo que hacemos. Porque ¿De que te sirve administrar bien tu
tiempo si tu mente y tu cuerpo no tiene energía para hacer las cosas bien y a
la primera? Por más técnicas que tengas de productividad personal, si dejas a un
lado la renovación de tu energía, estarás fuera del juego y no llegarás a tu
meta.
La energía es un activo que poco a poco
vamos perdiendo, a medida que vamos envejeciendo, sin
embargo, hay formas de recuperarla. La paradoja y lo importante del tema,
es que a la vez que vamos creciendo, nuestras responsabilidades aumentan.
Terminas la carrera, te casas, tienes hijos, un nuevo trabajo o un
negocio, y de pronto las exigencias se vuelven más, y paradójicamente
tu energía natural se vuelve menos.
Es por eso que es crucial aprender
a RECUPERAR de forma efectiva nuestra energía.
En el año 2003 Tony Schwartz, ex
reportero del New York Times y hoy escritor y ponente de reconocido prestigio,
publica el bestseller “The Power of Full Engagement“ (“El Poder del
Pleno Compromiso”), donde pone de moda la frase “Gestionar la energía, no el tiempo, es
la clave para un alto rendimiento y la renovación personal”
Schwartz profundiza en cuatro fuentes
imprescindibles de energía como son: el físico, las emociones, la mente y
el espíritu. Cada una de ellas tiene un alto impacto en la persona y
aunque son independientes están interrelacionadas.
La energía física se refiere a
nuestro organismo biológico.
Dormir ayuda al cuerpo y a la mente a
desintoxicarse de todo el trabajo y el desgaste que sufrieron durante el
día. Con el desgaste diario, nuestro cuerpo necesita recuperarse con el
sueño y el descanso efectivo.
La energía emocional se refiera a
la proporción que tenemos durante el día de emociones “negativas” frente a
emociones “positivas.”
Bárbara Fredickson, especialista en el
tema de las emociones, no habla de una relación de 3 emociones positivas frente
a 1 negativa en nuestro día a día, para poder tener suficiente energía
emocional que nos hace ser más creativos y solucionar mejor los problemas que
se nos presenten.
La energía espiritual se refiere al
propósito profundo del porqué hacemos las cosas.
Christopher Reeve, mejor conocido como
“Supermán” en el cine, sufrió una caída de caballo que lo dejó cuadraplégico,
sin embargo, el amor por su familia y por sus hijos, fueron fuente de su
energía espiritual para fundar la organización de ayuda a personas que tienen
parálisis similares y seguir aportando a la sociedad desde sus circunstancias.
La energía mental es la que provee
a la mente la suficiente circulación de la sangre y la claridad para poder
pensar mejor.
Uno de los recursos más efectivos para
darle el descanso a la mente es la meditación, el constante aprendizaje y por
otro lado, el ejercicio físico.
Uno de los conceptos que maneja
Schwartz, es que la RECUPERACIÓN debe ser proporcional al desgaste.
Es decir, tenemos que aprender a darnos el espacio y el tiempo para
recuperar efectivamente la energía, pero ¿Qué pasa? Hoy en día a nivel mundial
la gente duerme en promedio 5 o 6 horas máximo, cuando nuestro cuerpo
necesita por lo menos 7 horas.
Algunas estrategias para RENOVAR
efectivamente tu energía:
1.- Haz pausas en tu trabajo
O en otras palabras, Si el trabajo te
cuesta, o es algo que te supone mucho esfuerzo, te recomiendo que hagas
pausas cada 30 minutos y descanses de 5 a 10 minutos.
“No corras maratones todos los días”.
Haz pausas frecuentes en tu trabajo, el promedio de duración que puedes aguantar
son 60 a 90 minutos.
En esos descansos sepárate de lo que
estás haciendo, sal a caminar, ve por un vaso de agua, cierra los ojos, y luego
vuelve a tu trabajo. Verás que tu rendimiento será mucho mejor, cometerás menos
errores y serás más eficiente.
2.- Duerme lo suficiente
Estudios llevados a cabo en la NASA por
el prestigioso Doctor Mark Rosekind demostraron que en una siesta de 26 minutos
los pilotos incrementaban su rendimiento en un 34% y su nivel de alerta en un
54%, durando sus efectos de 3 a 4 horas. Las personas que duermen mejor,
aumentan la energía que requiere el cuerpo para el
trabajo diario.
3.- Aliméntate de manera alcalina
Diversos alimentos además de ser buenos
para la salud, nos aportan energía y son excepcionales para el
cerebro. Nos ayudan a centrarnos y a pensar con mayor claridad. Los
antioxidantes por ejemplo son imprescindibles en nuestra dieta (presentes en gran
variedad de frutas y verduras, como los arándanos, las fresas, las espinacas,
pimientos, tomates, etc.), así como las vitaminas y los ácidos grasos omega -3
(presentes en el salmón, el brócoli y las nueces entre otros).
En un estudio se demostró que aquellos participantes
que bebían 3 vasos de agua antes de realizar unos test de inteligencia tenían
unos resultados 15% mejor que los que no lo hacían. Es necesario estar muy
hidratados. La media que se recomienda es beber entre 2 y 3 litros al día.
Evitando tomar bebidas con endulcorantes, azúcares, mucha cafeína o alcohol.
4.- El ejercicio físico oxigenará tu
vida
Diversos estudios muestran que hacer 30
minutos de ejercicio aeróbico de 2 a 3 veces por semana, durante al menos 12
semanas, produce una mejora significativa en el rendimiento cognitivo de
la persona. El ejercicio fortalece el aprendizaje, mejora la memoria e
incrementa la motivación.
5.- Pasar tiempo con Dios
Pasar tiempo con Dios es sin duda la vía
principal para reducir el estrés y cargarnos de energía. Son múltiples los
estudios que demuestran que la meditación tiene un impacto muy positivo en
nuestra salud además de mejorar nuestro rendimiento.
Pero los que confían en el Señor renovarán sus fuerzas; volarán como las águilas: correrán y no se fatigarán, caminarán y no se cansarán. Isaías 40:31




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