En mi mente, yo no hago
nada especial; al igual que muchos otros, pospongo cuando no quiero hacer algo,
y a menudo hago la mínima cantidad de trabajo requerido, pero incluso eso
parece ser milagroso para algunas personas.
Así que, excavé en mi mente
y llegué a algunas ideas para ayudarte si tienes problemas para adaptarte a
todos los trabajos de tu día.
1. Haz una lista con tus
tareas más importantes para el día y hazla visible
Todos los días antes de
irte a la cama, haz una lista con tus tareas más importantes para el día
siguiente.
Trata de que no sea una
lista con más de tres o cuatro ítems, para que no parezca demasiado abrumadora.
Al no ser una fan de la
tecnología, yo uso una pizarra en mi cocina para recordarme lo que tengo que
hacer todos los días. Esto también significa que soy capaz de marcar
cada ítem como “Hecho” a medida que avanzo, por lo que puedo ver lo que
logré cada día.
2. Reserva tiempo para
hacer estas cosas y enfócate en ellas!
Haz un compromiso contigo
mismo y tómalo en serio. Ponlo en tu diario, en tu calendario, en la pizarra de
tu cocina; o en lo que sea que uses.
Haz lo que decidiste hacer
cuando planeaste hacerlo. Establece un límite de tiempo si es apropiado. Todas
mis tareas tienen un tiempo reservado de 20 o 30 minutos, asegurándome de que
cada tarea se vea realizable.
Escribí la mayor parte de
este artículo con un temporizador de veinte minutos. Obviamente, necesité más
tiempo para que sea publicable, pero en veinte minutos de trabajo duro y
enfocado fui capaz de producir una buena cantidad de ideas; una base sobre la
que estructuré el artículo.
Te sorprenderás de lo mucho
que puedes terminar, si asignas tiempo para trabajar enfocadamente y sin
interrupciones.
Lo que me lleva a mi
siguiente punto…
3. Apaga todo
Apaga tu teléfono.
Desconéctate de Internet. Pon un cartel de “No molestar” en la puerta.
Asegúrate de que no te distraigan.
Es muy fácil echarle un
“vistazo” a Facebook o cualquier cosa que se convierta en una charla o mirada
de una hora a la basura. No te permitas ni siquiera tener la tentación.
4. No te rindas ante la
postergación. Simplemente pregúntate: “¿por qué?”
Al final del año pasado,
tenía en mi lista de tareas inscribirme en el programa de afiliados de una
persona, algo que me tomaría sólo unos minutos.
Irónicamente, el hecho de
que tomaría un tiempo tan corto contribuyó a mi postergación. ‘Sólo tomará
cinco minutos, lo haré mañana “, me dije. Todos los días, me decía lo mismo.
Finalmente, tuve
que preguntarme por qué estaba postergando tanto una tarea tan simple.
Me pregunté si tal vez le
tenía miedo a la abundancia; tal vez no me sentía bien con recibir dinero por
no hacer nada.
En el momento que tuve este
pensamiento, me puse a actuar y abrí mi cuenta. Y me tomó menos de cinco
minutos.
5. Divide las grandes cosas
Además de tener una lista
diaria de cosas que hacer, también empecé a hacer una para las cosas del mes. Uno
de los puntos en mi lista de enero fue comenzar un taller; algo que nunca hice
antes y que me asustaba. Y mucho.
A pesar de mis temores,
estaba muy entusiasmada y la primera semana del mes lo ocupé en planificar
trabajosamente un curso de cuatro semanas.
Bueno, enero llegó y se fue
y el taller no ocurrió.
En vez de sentirme culpable
por no conseguir hacerlo, miré cómo había formulado mi meta; en mi lista, y
decía lo siguiente:
Taller
Eso es todo. Para algo tan
aterrador, tenía que romperlo en pedazos e identificar el primer paso que tenía
que conseguir hacer.
Para mí, fue contactar a un
amigo que me dijo que sabía de unas personas que estaban interesadas, y
entonces, ver dónde sería.
En mi tarea para febrero se
leía: Establecer una fecha. Mucho menos intimidante.
Rompiendo lo grande en
pequeños trozos hace que la tarea parezca más manejable y
mucho menos desalentadora.
6. Celebra
Sólo recientemente descubrí
la importancia de recompensarte a ti mismo por terminar las cosas.
Hace poco más de un año,
hice un curso en el que nos dijeron que nos demos un capricho cada semana.
Nunca lo hice. Siempre lo planeé pero luego lo olvidaba y decidía que no
importaba.
Más recientemente, hice un
curso de escritura Online donde nos dijeron otra vez que nos recompensáramos a
nosotros mismos hacia el final. Esta vez me compré un piano!
Tu recompensa o celebración
no tienen que ser tan grande o caro como el mío; podría ser relajarte con una
taza de té o irte de vacaciones,pero es importante para tu autoestima
reconocer el trabajo que has hecho, y una recompensa también te dará un
incentivo para seguir adelante cuando las cosas se pongan difíciles.
Y sobre todo, recuerda que
no es una carrera; haz lo que puedas en un día y date un descanso.
Con cada acción que tomes y
con cada tarea que marques, más cerca estarás de tu meta.
Fíate
del Señor de todo tu corazón, y no te apoyes en tu propia prudencia. Reconócelo
en todos tus caminos, y él enderezará tus veredas. Proverbios 3:5-6




No hay comentarios:
Publicar un comentario